La cantora y el percusionista detallan el nuevo desafío del quinteto Proyecto Pato en su rescate de la obra del compositor catamarqueño Pato Gentilini: la grabación de la Suite «Piedra Sola«, que homenajea a Atahualpa Yupanqui con textos de Ricardo Kaliman.

Por Patricio Féminis | patfem@hotmail.com


PH: Gentileza de Proyecto Pato

Tomamos al público y no lo soltamos. No hay lugar para el aplauso ni para la espera. Sólo para sumergirse durante 15 minutos”, ofrece la cantora catamarqueña Nadia Larcher, junto al percusionista porteño Gustavo Chenu en el bar del Museo Fotográfico (en Avenida Lacroze y Fraga, pleno barrio de Colegiales). Las imágenes y los reflejos llevan sus mentes a otra instancia de su viaje con el quinteto Proyecto Pato, que atesora los legados musicales presentes del Pato Gentilini: este mes grabarán su Suite Piedra Sola, que vibra en el universo andino, con textos de Ricardo Kaliman y una enorme voz inspiradora: el primer libro de Atahualpa Yupanqui.

El Pato tenía una relación muy fuerte con Yupanqui. Los unió una amistad muy grande”, cuenta Larcher, que afianza su resonancia nacional en distintos proyectos de la música de raíz folklórica de vanguardia. Como solista, con el dúo Será Arrebol, con el noneto Don Olimpio y aquí con Proyecto Pato: ella, Lucas Pierro (piano y arreglos), Patricio Gómez Saavedra (guitarra), Nicolás Fernández (contrabajo) y Gustavo Chenu (batería y percusión) se abocaron a investigar y releer la obra del catamarqueño nacido en 1931.

Luis Víctor “Pato” Gentilini ocupa un lugar clave junto a otros innovadores de lo considerado “folklórico” como el Cuchi Leguizamón, el Chivo Valladares o Pepe Núñez. Radicado en Tucumán hace más de medio siglo, el Pato desarrolló una incontable labor musical en discos, recitales y en cine. Colaborando con el director Gerardo Vallejo musicalizó el corto Azúcar (1963) y el icónico documental El camino hacia la muerte del viejo Reales (1971), sobre las luchas de los campesinos tucumanos. El Pato compuso más de 140 canciones y lo grabaron desde Mercedes Sosa hasta Alfredo Ábalos.

Las nuevas generaciones tienen mucho para redescubrirlo y Proyecto Pato lo captó. Su primera concreción en el mundo sonoro de Gentilini había sido el disco Sobre canciones de Luis Víctor Gentilini (2017). Y ahora decidieron profundizar el viaje rescatando esta inédita Suite Piedra Sola, hecha de tres canciones: el Yaraví de Antofalla, el Huayno de Mariano y el Bailecito de Hualfín. “Aunque las danzas que componen la obra no nacen de los poemas yupanquianos, remiten a ellos en la atmósfera y en el paisaje. Es como si el Pato hubiese compuesto la banda sonora de ese libro de poemas. Una musicalidad andina para un mirar andino, aindiado, misterioso”, aporta Proyecto Pato en un texto orientador.

Desde el 21 de abril, cada domingo a las 20 hs. presentan la Suite Piedra Sola en íntimos conciertos-cena en Buenos Aires, además de repasar el disco anterior. El 12 de mayo será la nueva fecha en Casa Manzanares, del barrio de Saavedra.  “Este ciclo autogestivo fue pensado para afianzar la sonoridad de la Suite, sin amplificación. Quisimos explorar los timbres naturales de las casas, y buscamos terminar de recaudar fondos para grabar. Sino se hace muy cuesta arriba hoy”.

Los 15 minutos de la Suite Piedra Sola avanzan sin quiebres. Proyecto Pato abre con el poema “Piedra Sola”, de Yupanqui, antes del Yaraví de Antofalla: una honda belleza instrumental sobre aquel territorio de la Puna catamarqueña. Prosiguen con el Huayno de Mariano, que alude al cuento “Cenizas y diamantes”, del peruano José María Arguedas. “El protagonista es un músico en una comunidad compleja y fascinante”, recobra Larcher. Y el poema “Tierra mía”, también de Yupanqui, les da el pie para el Bailecito de Hualfín, “que trata de la problemática de la minería a cielo abierto en Catamarca”.

A punto de grabarla para luego lanzarla por las plataformas digitales, Proyecto Pato ve a la Suite como un diálogo en líneas paralelas: del pasado a los contemporáneos y a los creadores por venir.Nos apareció la imagen de un abrazo artístico, y nosotros en viaje al interior de ese abrazo. Lucas Pierro trabajó sobre las músicas del Pato para los arreglos e incorporamos los dos poemas de Yupanqui para completar su imagen y su voz. Este es un nuevo texto sonoro”, define Larcher.

Cuando ella recita “Piedra sola” o “Tierra mía” lo hace en conmoción. “¿Qué tendrás, tierra mía, para que yo me sienta un poco de tu drama y un poco de tu fiesta?”, recobra aquí en el bar. Y en vivo “el piano se empieza a meter adentro del poema, cambia la armonía hacia algo doloroso, y me llega muy hondo cuando recito esas palabras”.

¿Qué recepciones prevén lograr?

Larcher: No va a ser un disco pensado para entretener. Empezamos con un tema lento y generamos emociones diferentes. Eso confirma la idea del viaje, hasta en forma cinematográfica. Siempre pensamos los arreglos en base a imágenes. Y ahora, simplemente, decidimos redoblar la apuesta.

El hallazgo de la Suite

PH: Gentileza de Proyecto Pato

Luego de presentar ´Sobre canciones´ de Luis Víctor Gentilini quedamos muy ligados a la obra del Pato. A partir de ahí iniciamos nuevos diálogos con él para acercarnos más a su mapa creativo”, cuenta Chenu. En 2018, cuando cerraban el ciclo del disco, se dijeron: “¿Y ahora qué? Tenemos que seguir buceando en la obra del Pato. ¿Por dónde?”.

Allá por 2011 en Tucumán, en el marco de Generación XXI, un encuentro de músicos y estudiosos de la raíz folklórica que organizaba el entonces Ministerio de Cultura de la Nación, Ricardo Kaliman le regaló a Larcher su libro Toda vida y llena de alma. Cancionero del Pato Gentilini, una compilación con partituras y análisis de la obra del catamarqueño. “Para alguien que recién conozco, pero que me parece que conozco desde hace mucho tiempo”, leyó Larcher en la dedicatoria.

¿Qué representó para vos?

Larcher:  Pude completar y entender otra parte de la cultura y la música de Catamarca, aún siendo parte de la nueva generación que fue a hablar en Generación XXI sobre la música de su región. Kaliman fue muy generoso conmigo. Como él es Doctor en Letras, su estudio sobre el Pato está muy bien tratado. Nombra la Suite Piedra Sola en el prólogo y eso fue una revelación para nosotros.

En su múltiple faceta de músico, escritor e investigador del CONICET, Kaliman había publicado también el libro Alhajita es tu canto. El capital simbólico de Atahualpa Yupanqui (2004). Y al estudiar el libro sobre el Pato y hablar con él, entendieron que esa fue la primera vez en que eligió abordar, a fondo, las sonoridades andinas.

La Suite había nacido de una música que el grupo de videastas Inti Huaman le encargó a Gentilini para el cortometraje Fiesta de Guardar (1988): Ahí estuvieron el Yaraví de Antofalla y el Huayno de Mariano. Años después el Pato compuso el Bailecito de Hualfín. Lo explica Larcher: “Cuando tuvo las tres danzas vio su vinculación como suite y le puso Piedra Sola, en alusión al libro de poemas que Yupanqui publicó en 1941, sobre sus primeros años en Tucumán. Luego, el Pato convocó a Kaliman para que les pusiera letras al bailecito y al huayno”.

¿Cuál es la marca de Kaliman en los textos?

Larcher: Él puso su pluma a disposición de las ideas musicales del Pato y de lo que tenía para decir: además de músico, fue contador en las cooperativas zafreras y siempre muy crítico de las condiciones sociales en Tucumán y Catamarca. El Bailecito de Hualfín tiene la mirada crítica de ambos sobre la minería en Catamarca: sobre la mina Farallón negro, de Belén, que trajo mucho dolor por la contaminación y por los explotadores que se quedaron con las regalías del oro.

La Suite Piedra Sola será el nuevo eslabón a la vastedad de Gentilini. La grabarán este mes, e invitarán a otros instrumentistas para colorear la tristeza y la alegría de lo andino: Santiago “El Tarco” Arias en bandoneón, el charanguista Martín Páez de la Torre (quien dirigió un documental sobre el Pato) y Juan Ignacio Molina, “un quenista catamarqueño impresionante”, grafica Larcher. Y completa Chenu: “Nos gustaría que en la grabación los poemas quedaran leídos por alguna mujer”.

La búsqueda por delante

PH: Gentileza de Proyecto Pato

Larcher y Chenu ven imágenes sin adjetivos: la melodía minimalista del Yaraví de Antofalla, las vueltas armónicas del Bailecito de Hualfín y las tensiones rítmicas del Huayno de Mariano. “Este tema tiene una distancia muy grande de registros melódicos -indaga Larcher-. Se va arriba, a la sonoridad de la música boliviana y peruana, de cantantes como Luzmila Carpio, y luego tiene picos abajo. Es como si el Pato estuviese libre de cualquier restricción compositiva”.

Y Chenu desarrolla: “En el ´Bailecito de Hualfín´ él se toma muchas licencias armónicas del jazz”. De hecho, Gentilini siempre vibró alrededor de la música negra y la clásica. “Por eso vamos a hacer una cita muy jazzera en el medio del bailecito. Es una fuente muy importante para el Pato, y la queremos evidenciar. De hecho, apenas llegamos a su casa por primera vez nos habló de jazz. Él siempre se desafió a sí mismo”, concibe Larcher.

Su colega elige volver sobre el yaraví. “Es más aéreo y despojado, con una sonoridad muy abierta. Sumaremos algunas quenas, pero no desde un lugar obvio”, anticipa Chenu. Unas palabras del Pato les hicieron pensar en una puesta audiovisual sin clichés: “Tiene que tener el color del estatismo de lo andino”. ¿Entonces? “Nos vino todo el espesor de la Puna catamarqueña. Por eso no buscamos el color del aguayo, de la trenza chola o del Cerro de los Siete Colores, sino los volcanes de Antofalla. Es el horizonte que compone una sola paleta para arriba y para abajo”, percibe Larcher.

Y en algo más se queda pensando. “Una vez, el Pato me dijo que él sentía que muchos de los ritmos del Norte revelan el temperamento de los hombres y de las mujeres: en sus trabajos, sus modos y sus costumbres. Que en la música están las marcas más potentes del temperamento de los pueblos. Y creo en la Suite hay un temperamento que el Pato empezó a reconocer en el pueblo andino, y por eso la hizo. Esa idea nos sirvió para deshojar con más ganas las canciones”.

¿Qué les pasó cuando decidieron encarar la Suite?

Chenu: El proceso fue más rápido que con el primer disco, porque ya teníamos una entidad y un funcionamiento aceitado como grupo. La identidad de Proyecto Pato se afianza con estas tres obras.

Larcher: Siempre trabajamos sobre los arreglos de Lucas Pierro, pero cada uno aporta su registro y su visión. A mí me encanta lo que sucede con Patricio Gómez Saavedra, que como guitarrista tucumano tiene en sus dedos el toque andino. Eso le da un gesto expresivo muy lindo. Y me gusta que la interpretación no recaiga en la idea de una cantante con acompañamiento. Yo construyo sobre las ideas de todos.

¿Qué desafíos percibís en tu voz?

Larcher: En el Huayno de Mariano tengo que cantar alto, arriba. Me tuve que poner a pensar esa voz. Hay que sostener ese discurso, no como imitación de las cantantes andinas sino buscando el desarrollo interpretativo: qué va a quedar de esas voces en mí. Yo pienso que los músicos tienen que ser transformados por las obras. Es la única manera de aportar algo nuevo. Esta suite vino a movilizarnos y a llevarnos a otro lugar.

Un comentario para “Nadia Larcher y Gustavo Chenu, de Proyecto Pato: “Los músicos tienen que ser transformados por las obras”

  1. Graciela Saavedrs dice:

    Inmensa obra.,!!!!!! Felicitaciones a los músicos por su entrega increíble a este maravilloso srte. Nadia, tu voz recorre todos los paisajes y los sentimientos se agigantan.

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