Este miércoles 29 de abril se celebra el Día Internacional de la Danza, y distintas voces del sector, cuentan cómo los atraviesa la cuarentena en una profesión que está signada por el día a día y la precariedad laboral, ahora acentuados, sin vías de solución a corto plazo.

Por Paola De Senzi | paodesenzi@gmail.com

Foto de portada: Federico Campas


Amalia Aguirre, docente y bailarina rosarina

La cultura es una de las áreas más vulnerables del amplio espectro que mueve la economía. La cuarentena dejó tambaleando un sector que desde siempre ha sido el de más alto porcentaje de trabajadores precarizados o en negro. Productores, músicos, prensas, periodistas, actores y todo el engranaje que implica, están parados.

Los bailarines, sin un instituto ni ley que los ampare, son los más golpeados. Por estos días, han publicado en las redes sociales sus inquietudes y problemáticas, que no son actuales y se acentúan en este tiempo. Si bien el estado ya lanzó una línea de subsidios dentro del plan Desarrollar, que contempla centros culturales, espacios de danza, clubes de música y peñas -entre otros- ésta no es suficiente para abarcar el abanico de trabajadores de la danza.

Entonces, la preocupación crece. La mayoría de los bailarines son docentes, tarea difícil de implementar a través de sistemas online (que sí pueden utilizar los músicos, por ejemplo), por las características y naturaleza de la disciplina. ¿Cómo los atraviesa la cuarentena? ¿Qué posibilidades de desarrollar sus actividades tienen con las nuevas modalidades online? ¿Qué propuestas colectivas están pensando para paliar esta crisis y cómo ven la profesión a futuro?

Algunos representantes de la danza de distintas provincias, nos brindaron su tiempo para expresar sus inquietudes y contar sus historias personales atravesadas por la cuarentena. Además, hablaron de cómo se están organizando colectivamente, de maneras distintas y qué expectativas ven a futuro.

La bailarina y docente rosarina Amalia Aguirre, cuenta: “Milito junto con el movimiento federal por una Ley Nacional de danzas y también en Rosario emprendemos un trabajo colectivo que es AATDa, Asociación Argentina de Trabajadores de la Danza Delegación Rosario; es una asociación gremial en donde luchamos por los derechos laborales de los bailarines. En este contexto es donde más estamos trabajando, ya que nuestra actividad se vio totalmente limitada por el aislamiento social”.

En el caso de la posibilidad de dictar clases, muchos se encuentran con limitaciones, basadas en la naturaleza de una disciplina que generalmente necesita de grupos o parteners.

Geraldine Maurutto, bailarina y educadora de Córdoba

“Dar clases se está haciendo muy complejo -sigue diciendo Amalia-, hay docentes que empezaron a dictar virtualmente, pero con muchas limitaciones con respecto a ciertas técnicas de la danzas (las enlazadas, que son más complicadas como el tango, chamamé, es decir, las que necesitan de otra persona). Otra de las complicaciones son las clases para niños. Adolescentes y adultos quizá pueden llevarla un poquito mejor pero la problemática hoy en día es enseñarles a los niños pequeños cómo sostener una actividad virtualmente. Esto para los estudios de danzas fue una gran caída económica, porque muchos se sostienen con las clases de los niños, no tienen grandes caudales de adultos o adolescentes. Esta problemática hizo también que todos los eventos sociales de la danza, como las milongas, las salseras, las peñas, estén también clausuradas, entonces esos lugares también se vieron afectados económicamente para esto, porque es casi imposible llevarlos a cabo hacer virtualmente”.

Para la tucumana Ana Darelli, bailarina, coreógrafa y docente que trabaja de forma autogestionada, “Esta cuarentena fue un golpe fuerte, hablando desde lo económico, ya que si no trabajo, no cobro. Vivo de lo que hago día a día y de lo que sucede en cada clase, y también cuando estoy en la producción de alguna obra o evento, de esa entrada. Es un golpe emocional, ya que mi trabajo es un espacio que amo estar y transitar. Y esta distancia con el otro y el movimiento y el compartir la danza me llevó a pasar todo tipo de emociones y sensaciones en esta soledad. Pero así como siempre me doy vuelta con cada realidad que me encuentra, opté por dictar clases particulares online de fantasía de bombo con un costo, que es lo que va sumando para poder enfrentar el día a día”.

Ana afirma lo que ya es sabido de antemano: “Esta realidad puso de manifiesto el vacío que existe con el trabajador de la danza. Somos una población extensa que nunca obtuvo reconocimiento por parte del estado. Por lo tanto se está  peleando desde el movimiento federal de danza en ayuda. Por ahora se determinó el subsidio a espacios culturales pero todavía somos muchos que quedamos por fuera. Yo hoy por hoy me sostengo porque soy una privilegiada por tener mi familia, amigos, y mis estudiantes de mis talleres, todes pilares fundamentales en buenos y malos momentos”, cuenta.

Florencia Gómez, directora del Ensamble Danza Fértil de Córdoba

De Córdoba es la bailarina y docente Selva Rodríguez. Es profesora de danzas para adultos y dirige un espacio de arte con su compañero, el músico Marcelo Rivera. “Yo soy profe de folklore de adultos y las clases online se complican porque no saben usar zoom o no tienen pareja de danza, y este tipo de baile en mayoría es de pareja. Así que hacemos un juego virtual por Whatsapp para mantenernos en contacto mientras intento que pongan a funcionar zoom. Que tampoco estoy segura de que sirva mucho”, dice, desesperanzada, y agrega que con su compañero, comenzaron a buscar alternativas a la profesión, para paliar la situación.

La rosarina Claudia Sanabria es bailarina, profesora de pilates, docente de danzas y docente suplente de educación institucional. En todos los casos, está sin posibilidades de realizar su trabajo. Por estos días organiza a través de Instagram un conversatorio Sostener la Danza, en el que intercambia con colegas las problemáticas que tienen. “Yo soy instructora de pilates, y doy clases online, porque no hay desplazamientos ni esas clases de cuestiones. Así que nos vemos obligados a repensar nuestras prácticas que nos interpelan con cosas que no teníamos en mente, cosas que parecían ir en contra a lo que nosotros hacemos, que es trabajar con la presencia, el encuentro con el otro. En mi otra función, de maestra suplente, y al igual que muchos compañeros, estamos muy complicados económicamente, porque el año quedo trunco en el inicio de clases, y la provincia no generó ningún tipo de acompañamiento de emergencia. En mi caso vivo sola y alquilo y el 95 por ciento de mi trabajo en este momento es informal y esto me deja de cara con esta realidad. También integro la compañía de danza Árbol azul teníamos funciones en abril y quedaron truncos los ensayos, como también la práctica de tango que ofrezco con una colega.”

También de Córdoba, Florencia Gómez, directora del Ensamble Danza Fértil, explica el por qué en la danza (sobre todo en el folklore) es difícil la re estructuración, y sobre todo, el lograr unir esfuerzos para los reclamos: “Quizás la mayor complejidad radica en lo liminal, de que por un lado la danza folklórica es una práctica cultural que genera identificación y por otro es una práctica artística, y a la vez son prácticas imbricadas que se retroalimentan constantemente. Nos cuesta «empoderar» el rol bailarín como artista, pero el proceso está en plena efervescencia, se está poniendo sobre la mesa la presencia, valorización y retribución en los ámbitos y circuitos del trabajo artístico la labor de bailarinxs… Quizás por ese proceso que se está dando (lento y disperso) es que se insista tanto la pregunta: ¿y lxs bailarinxs?…”

La pregunta de Florencia se refiere al cuestionamiento que se repetía por estos días en las redes, ante la ausencia del rubro danza en los reclamos de diferentes sectores de la cultura.

Geraldine Maurutto, bailarina y educadora de Córdoba, aclara: – En tiempos de reflexiones y cambios en torno a las ideologías de género me gustaría repetir que lo que no se nombra queda invisibilizado y marginalizado. Entonces volver a decirlo, repetirlo, reiterar, es hacerlo presente, tangible. Y no está de más volver hacerlo y hacerlo de nuevo. Algo de esto se cuela en el ámbito de las danzas, porque la hegemonía también se cristaliza en el arte. Es mentira que el arte es pura vocación y que salvará al mundo si no se re-piensa que prácticas ideológicas lo atraviesan y constituyen. Tampoco es verdad que les artistas somos seres especiales. En la danza, como en otros oficios, somos personas laburantes. Informales e informalizados, en la mayoría de los casos. Y quizá les bailerines sí nos sentimos invisibilizades cuando se enumeran disciplinas artísticas y a nosotres se nos engloba sin ser nombrades.

Ana Darelli, bailarina, coreógrafa y docente tucumana

La danza es una de las disciplinas más relegadas de la cultura por el estado. Hubo varios intentos en el congreso para tratar la ley nacional sin resultados positivos. Sin embargo, en todo el territorio se han generado asociaciones que nuclean a los integrantes del movimiento.  ¿Cuáles  son, entonces las acciones concretas que llevan a cabo los bailarines para visibilizar sus reclamos?

Ana: – Actualmente desde el Movimiento Federal de Danza se está trabajando de forma muy activa por la sanción de la Ley Federal, sumamente importante para nosotres les trabajadores/as de la danza, y a la vez, poder crear consciencia de que esto no sólo beneficia al bailarín docente, investigador sino a toda la sociedad, y en una situación como la actual podemos ver que es así. Desde nuestro arte estamos ayudando a muchas personas a pasar este rato. El 29A (29 de abril), es el Día de la Danza, y desde el movimiento estamos invitando, llamando a todes a sumarse y a registrarse,  acción importante para poder tener un relevamiento y datos más específicos de nuestro hacer diario,  y con esto seguir luchando por la ley.

Selva: – Yo estoy como delegada de Córdoba capital de ACORDAF (Asociación Cordobesa de la danza Folklórica). La asociación aún está terminando su fase legal de la constitución porque para eso se necesita dinero y no tenemos socios. Tampoco podemos asociar gente sin antes estar legalmente constituidos por lo cual nuestro trabajo se ve muchas veces trabado. Me encantaría poder invitar a los profes a ser parte. Por el momento, estamos haciendo un registro de profesores y en nuestros proyectos está el incluir a todos los bailarines de folklore más adelante. Es difícil sumar gente aunque ahora no se está cobrando nada. Todos los que trabajamos lo hacemos por las ganas de tener un espacio que nos nuclee.

Claudia: – Propuse en Rosario una actividad en Instagram, para tender puentes con otros compañeros, colegas, bailarines, docentes, artistas del movimiento de las danzas folklóricas y populares más específicamente, para de alguna manera exponer nuestras inquietudes, sentires sobre lo que pasa en esta perspectiva de virtualidad especialmente en nosotros que trabajamos en la  tridimensionalidad que tiene la danza. Para ver si desde lo colectivo se pueden encontrar propuestas que nos acerquen a alguna solución. Estamos haciendo una encuesta para hacer un reclamo colectivo en virtud de buscar soluciones. También estamos aprovechando para seguir formándonos y rever nuestras prácticas, casi todos lo estamos haciendo, pero la angustia económica es mucha.

Claudia Sanabria, bailarina y docente de danza y pilates en Rosario

Distintas Voces, un mismo reclamo

Geraldine sostiene:  Cuando desde las expresiones folclóricas -hegemónicamente dominadas por lo musical- se levantan algunas banderas, nos es muy difícil sentirnos escuchades y por lo tanto representades en el reclamo. Y entonces preferimos accionar políticamente en otros; donde nos sentimos parte, ya que nuestra identidad de laburantes allí se torna relevante.

Selva Rodríguez es bailarina y docente de Córdoba

Porque quienes bailamos no queremos y no aceptamos ser el decorado: Ya no bailamos más en el rincón sin luz, entre los cables y detrás del retorno que nos ofrece le artista consagrade. Porque no bailamos más abajo del escenario armado sólo para la escenificación de las bandas. Tampoco mientras las bandas arman sonido y prueban detrás de nosotres. Y mucho menos lo hacemos de onda, gratis, por amor al arte, por vocación o porque otre colega con más experiencia y renombre si lo haría de onda, mientras musiques, presentadores, tecniques y personal del buffet, aunque sean pocas, sí comparten las buenas migas del laburo artístico. Muches decimos basta a esas prácticas y apostamos a otros circuitos culturales que nos vinculan, nos habilitan espacios de producción, intercambio y celebración.

Amalia: -Ya empezamos una comunicación con el Estado, tanto municipal (Rosario) como provincial (Santa Fe) como para poder hacer festivales y volver a la actividad normal virtualmente, pero se va haciendo muy de a poco. Por otro lado, el 29 de abril es el Día Internacional de la Danza y tanto con el Movimiento Federal como con AATDa, y con el movimiento COBAI de Rosario que son coreógrafos y bailarines independientes, estamos intentando armar algo virtual para visibilizarnos como colectivo, para que pueda salir una ley nacional, y también para jerarquizar nuestra actividad y que esté contemplada no sólo desde lo estatal sino desde todo los ámbitos.  Y sigue: – En estos tiempos nuestra asociación, en la que estamos trabajando desde hace años y cuya adhesión era bastante poca, considerando la cantidad de bailarines que tiene Rosario, cobró relevancia justamente por la falta de trabajo. Hemos hecho algunas acciones para visibilizar lo que estamos haciendo nosotros como trabajadores, por ejemplo con la Municipalidad, consiguiendo bolsones de comida para quienes no tienen ingresos y eso dio como un impulso bastante importante a nivel país, ya que hemos tenido contacto con bailarines y asociaciones de varios lugares del país que querían saber cómo trabajamos y sobre nuestra experiencia para replicar en sus lugares.

¿Qué expectativas tienen para los próximos meses, considerando que la cultura será lo último en activarse una vez pasada la cuarentena?

Ana: – La verdad es que veo todo incierto. Me cuesta pensar en seguir trabajando frente a una pantalla, si bien una se adapta y se pone creativa para poder seguir pero se extraña y se hace necesario el vínculo, el contacto, la mirada, la sonrisa, el compañere, todo es fundamental para ponernos en movimiento.

Florencia: – Han comenzado a surgir reflexiones y acciones en función de pensar que cuerpos somos ahora, donde queda la dimensión aurática y convivial de nuestro danzar en esta vinculación mediada por pantallas y quizás está allí, el germen de una nueva danza, una danza pandémica que hable de los extravíos, de las ausencias, de cómo naufragamos en estos días buscando no ahogar nuestra pulsión de crear, ni ahogarnos en deudas.

Un comentario para “La danza, el sector más vulnerado por la cuarentena

  1. Laia dice:

    Gracias por la información. Gran aporte de esta web. Un cordial saludo!

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