Por Pedro Robledo | pedritoro@hotmail.com


A pedido de sus seguidores, el ecléctico artista porteño seleccionó once canciones folklóricas representativas de la cultura latinoamericana para su nuevo disco Flor y raíz. El álbum contiene además el estreno de un tema propio.

Luego de una prolífica discografía como solista y numerosos proyectos compartidos, Pedro Aznar, para elegir las canciones de este disco, instaló su atención en repertorios de Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Perú, Cuba y México.

Se trata del registro del concierto que Aznar realizó el 5 de noviembre de 2020 en La Usina del Arte, en el barrio de La Boca de Buenos Aires. El show fue grabado por Ariel Lavigna, luego ambos se ocuparon del trabajo de mezcla y, finalmente, fue masterizado en la ciudad de Nashville por Ted Jensen.

La base musical contó con los aportes instrumentales de Alejandro Oliva (percusión) y Federico Arreseygor (piano, teclados, voz).

Portada del disco «Flor y raíz»

Cardo o ceniza, el landó compuesto por Chabuca Granda, cuenta la historia del amor trunco entre su colega Violeta Parra y el músico suizo Gilbert Favre. La versión se extiende y Aznar incluye una arenga que, sumada al sonido del cajón, solidifica el ritmo peruano.

En la labor de Pedro Aznar siempre hubo espacio para el folklore. La zamba La pomeña fue la primera canción folklórica argentina que grabó. La registró junto a Lito Vitale, Suna Rocha y Rodolfo Sánchez en el disco Cuerpo y alma (1998) que incluyó también otras obras latinoamericanas. En este disco, respetando las ideas estéticas del autor (Peteco Carabajal), su versión de Perfume de carnaval suena fiel a la original desde los punteos iniciales hasta la resolución final. En cambio, Zamba para no morir tiene un abordaje diferente. Despojada (sólo canto con caja), la interpretación tiene su sello y muestra una mirada propia y original de la fundamental obra de Lima Quintana-Ambrós-Rosales.

Si bien se desconoce su autor, se considera a La llorona como la canción mexicana más trascendente a partir de la versión de Chavela Vargas y otros intérpretes. Pedro Aznar se esfuerza y logra transmitir el desgarro del personaje que tan precisamente se relata en la popular leyenda. En este caso, el acompañamiento minimalista contribuye y refuerza el dramatismo del texto.

En este registro, Aznar vuelve a encontrarse con el violinista santafesino Ramiro Gallo. El antecedente es Utopía (2019),  el disco que ambos grabaron en intensas sesiones durante dos tardes de aquel año. Gallo y Aznar reflotan el encuentro para versionar El violín de Becho, la milonga con la que Zitarrosa inmortalizó la figura del músico uruguayo Carlos «Becho» Eizmendi.

El recorrido imaginario por diversas geografías musicales tiene una parada en el litoral argentino. Instalado en esas latitudes, Aznar suma al disco su versión del rasguido doble El cosechero, para la cual resulta decisiva la participación del notable bandoneonista misionero Juan Ramón Núñez.

A fines de abril, el artista ofreció un adelanto con un EP de dos temas. En la ocasión, mostró Construcción, de Chico Buarque, con sonidos de Brasil, de un repertorio que también forma parte de sus variados abordajes. También había adelantado Chacarera de los gatos, la obra de María Elena Walsh en la que el trío se entrega al disfrute que propone la letra.

Aznar luce cómodo en el territorio de la zamba. Su estilo y su timbre, además del fino tratamiento musical, regalan una exquisita versión de Cartas de amor que se queman (Leguizamón-Castilla).

El periplo musical incluye sonidos de Cuba y Chile. Aznar muestra su costado romántico en Dos gardenias, el bolero de Isolina Carrillo que se conoció en Cuba en la década del 40 del siglo pasado. Del cancionero chileno, Aznar rescata Maldigo del alto cielo, una de las últimas composiciones de Violeta Parra, creada con el ritmo de sirilla, danza antigua del vecino país. Esta canción chilena ya tenía una primera versión por Pedro Aznar: la mostró en Abrazo de hermanos, disco compartido, justamente, con el chileno Manuel García en 2019, un artista que sigue la línea trazada por Víctor Jara.

Este disco contiene un único dueto vocal: en la zamba Reverdece, inédita, escrita por Aznar, participa Soledad Pastorutti. La interpretación del dúo es la que completa el repertorio.

Flor y raíz se edita en formato físico (CD y vinilo) y en plataformas digitales. Mientras aguarda el retorno de las giras, Pedro Aznar ya está anunciando futuros proyectos vinculados con la música argentina.

En su cuenta de Instagram, Aznar posteó “esperamos haber llevado con estas canciones una gota de alivio al dolor, un rayo de esperanza al desconsuelo, un soplo de inspiración en el aislamiento”. “Era una vieja deuda conmigo mismo”, confesó luego.

Un comentario para “«Flor y raíz», lo nuevo de Pedro Aznar. Obras maestras del cancionero latinoamericano

  1. Juany Ghibaudo dice:

    Excelente recorrido musical y la pluma acompaña cada oración escrita por el colega Pedro Robledo exquisita realmente. Gracias por compartirla.

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