La bajista, intérprete y compositora cordobesa Clara Cantore impulsa el ciclo Música por la ciencia, una forma de visibilizar a través del arte, el trabajo de los científicos. Además, acaba de editar su cuarto disco, Entre Algarroba y Durazno, gran trabajo. En esta nota nos comparte su palabra.

Por Paola De Senzi | paodesenzi@gmail.com

Fotos: Sergio Manes


La cuarentena, que se extendió más de lo que imaginábamos, cambió muchos aspectos de la vida de todos nosotros. Si hay una palabra que caracteriza el estado mental del ciudadano del mundo, hoy es reinvención. Y el arte, es uno los espacios en donde hubo que reinventar todo, incluso la forma de hacerlo. Quién sabe si en algún momento todo volverá a ser como antes. Lo cierto es que hoy no hay en el horizonte una imagen de cómo será el futuro, especialmente en la música, y todo el engranaje que hace posible su funcionamiento.

Muchos artistas buscaron la manera de generar actividades, para seguir en movimiento y –también- generar ingresos. Lo que sí activó la pandemia es un sinfín de acciones novedosas e imaginativas, quizá impensadas en contextos normales

La cordobesa Clara Cantore es una de las artistas que más trabaja por estos días. A principios de año, lanzó su cuarto disco, Entre Algarroba y Durazno, con su nueva formación de trío, junto a Ciro Gargaglione y Juan Torres Fernández. Tenía previsto un año de presentaciones y conciertos, pero la cuarentena detuvo todo, al tiempo que un dato le llegó a Clara apenas comenzado el aislamiento. Se trataba de Andrea Gamarnik,  amiga y científica que lidera el equipo que creó el primer test argentino para el coronavirus, haciendo un trabajo maratónico en el laboratorio, 15 horas diarias, de lunes a lunes. Cantore decide hacerles un regalo sorpresa enviándoles una canción en apoyo y agradecimiento, en primer lugar invitando a sus compañeros de trío, y luego extendiendo la invitación a otros artistas que generosamente decidieron sumarse, entre ellos, Marta Gómez, Sandra Mihanovich y Eruca Sativa, también Piñon Fijo, Nahuel Penissi y Juan Carlos Baglietto.

“Este era un año que en realidad estaba planificado para un disco que presentamos en capital, pero la pandemia cambió los planes. También cambiaron las prioridades, de repente el disco pasó a un segundo plano y el ciclo con el que venimos trabajando, Música por la Ciencia, es lo que cobró relevancia. La verdad es que me pone contenta porque es un ciclo muy transformador que nos obligó a los que trabajamos en él a cambiar la cabeza sobre los lugares en los que hacemos música. No es lo mismo armar un repertorio en base a lo que a uno le gusta que hacerlo en función de hacer visible el trabajo de otros. Entonces, el disco que tenía que presentar pasó a otro plano, por ahora. Quizá vuelva a trabajar con él cuando todo esto pase o quizá no vuelva  subirlo a un escenario, quien sabe, por lo pronto ahora estoy con este ciclo”, dice Cantore.

¿Imaginabas tanta repercusión en artistas y público?

Este ciclo está realmente pensado y nació de la ilusión que me hacía imaginarme la cara y lo que sentirían las personas que están  horas encerradas laburando sin parar,  de salir y ver a fuera un grupo de delirantes haciéndoles música y llamando a gente con mucha visibilidad para mostrar el trabajo que estaban haciendo ellos en un laboratorio. Así es, la ilusión de que quien va a recibir eso y por carácter transitivo de todas las personas que están en la misma situación. Obviamente por la característica de las personas que estamos convocando, intuimos que iba a ser un ciclo visible porque es con lo que trabaja el concepto de Música por la Ciencia, pero el destinatario final siguen siendo los científicos.

En el ciclo hay diversidad de estilos y artistas. ¿A qué responde la selección, llegan a su vez algunos artistas que quieren participar?

La verdad es que queremos cada vez más abrir el juego a otras artes y otros géneros, justamente una de las cosas más alucinantes que tiene que ver con lo personal es que me encuentro arreglando, tocando y cantando músicas en las que nunca habría pensado por eso estoy tan agradecida, y también compartiendo con artistas con los que nunca se me hubiera ocurrido compartir, gente maravillosa. La idea es que se abra cada vez más el juego porque el ciclo va mucho más allá de la música y de la ciencia, se trata de pensar desde dónde uno puede sumar a una solución colectiva. Esto es mucho más grande que nosotros en donde todos nos vemos en la situación de salir de nuestras actividades habituales que generalmente giran en torno a nuestro ombligo, dejar de mirarnos y ponernos al servicio, en ese sentido cualquiera que contempla con ese requisito es bienvenido y me pone contenta que siga ahí creciendo.

«Creo que el arte en el formato en que veníamos pensándolo ya no sirve»

¿Pensás que los artistas en este sentido se comprometen en estos momentos con las problemáticas que trae la pandemia?

Sinceramente creo que como artista, en mi proceso personal, me cacheteó mucho la situación y sinceramente la caída de ficha más grande que tuve fue darme cuenta de que el arte en el formato en que veníamos pensándolo ya no sirve, ya no sirve pensar que la música es eso que se hace para en un escenario y todo el mundo viene a aplaudirlo. Quizá haya que pensar en otras formas de hacer música y arte, en donde ya no existe un escenario, sino que más bien se ponga al servicio de una solución colectiva. Es muy simbólico que en este contexto el arte no pueda subirse a un escenario, para mi llegó el momento de bajarnos de la tarima y nos pensemos como trabajadores como cualquier otro. En este contexto es muy loco que en definitiva el arte sea una de las actividades no solamente no esencial sino de las últimas que van a retomarse de la forma en que existieron. Quizá no es el arte lo que está en cuestión, sino la forma en la que se hacía. Creo que tenemos una herramienta como la música, súper poderosa para transformar, pero el modo en que la veníamos usando no es el modo en que podemos seguir usándola, y creo que mientras más rápido nos demos cuenta y aprendamos a poner al servicio de esta nueva situación, más podremos sumar. Veo gente con mayor compromiso y también veo gente tratando de hacer lo mismo que se hacía antes pero con otra forma y honestamente no creo que sea el camino. Yo sinceramente me planteo si después de todo esto que está sucediendo vuelve a tener sentido subirse a un escenario y hacer música como se hacía antes. Pero nadie sabe dónde va a terminar todo esto, así que en principio hay que repensarse como artistas.

Quizá en tus acciones de comunicación estás dando un poco más de visibilidad a Música por la ciencia, pero lo cierto es que acabás de editar tu tercer disco, que nuevamente, es un trabajo original, musicalmente y compositivamente. Más allá de la circunstancia actual, ¿qué tenías pensado en tiempo y forma para el lanzamiento de Entre Algarroba y Durazno?

Como te decía, el contexto en el que saqué el disco ya no existe.  Las canciones son instantáneas dentro de una fotografía, hay ahí canciones que quiero mucho y supongo que ellas también tomarán su propio camino, pero honestamente en este momento me tiene sin cuidado, tanto el disco como lo que sucedía antes. Sí, estaba con ganas de salir a presentarlo y la idea era trabajar todo este año, pero para mí es como que eso quedó en el pasado.

En Entre algarroba y durazno, Clara Cantore sigue esa línea de composiciones que hablan de tiempos actuales, mientras pasan imágenes de su historia. La musicalidad es ecléctica, como lo es la esencia de esta talentosa bajista y compositora, quien a través de sus trabajos ha buceado en distintas formas de abordar el folklore y la música en general, mixturando con el Jazz, el tango, el flamenco y la música latinoamericana. Todos estos sonidos están plasmados en su nuevo disco, el sucesor de Calma, Ser tiempo y Mentiras Criollas (a dúo con Gonzalo Pereira). “Son canciones que de algún modo van narrando una época -dice-, que hablan de situaciones que me atravesaron groso y que generalmente fueron muy transformadoras. Calma salió en el 2016. Este disco sale cuatro años después, así que fueron cuatro años de vivir que están ahí”

En los temas A las sabias y Una buena feminista, o Verde por caso, entra en juego tu postura ante la cuestión de genero, como lo hiciste en su momento con aquel Cosquin rock y las declaraciones de Palazzo. ¿Pensás que aquel tema que compusiste quizá impulsivamente y que tuvo tanta repercusión, dio un puntapié para visibilizar un problema de género en particular en este festival?

La cuestión de género nos atraviesa como sociedad a todos y es lógico que en la música, y en mi música, esté plasmada porque tiene un tinte testimonial. Lo de Palazzo fue como todo episodio que viralidad y efervescencia de esta época, espuma pura, un par de semanas de ebullición, en los que mucha gente se acercó a mi música por ese tema, y particularmente creo que nunca había escrito una canción tan estúpida como esa. Por un lado yo decía: «che pero qué pena pasar a la fama por una canción así», pero como toda espuma quedo ahí y todos los seguidores que se habían sumado -más tarde me hackearon la página de Facebook-, desaparecieron. Así que pienso también que exponerse a esos niveles es un bajón porque cualquiera en las redes dice cualquier cosa, porque yo no estaba preparada para semejante momento, fue un capitulo interesante, en términos de fenómeno, pero realmente no creo en las construcciones hechas desde ahí, así que para mí quedó en el olvido y de hecho creo que la música y la construcción a la que le apunto va mucho más allá de ese episodio.

«Contribuir a que el mundo sea un poco menos desigual. Eso es lo que enciende mi música»

A propósito, ¿pensás que gracias al arte, hay cuestiones que se han puesto en relevancia y se dieron a conocer con mucha más celeridad? ¿Qué cosas se lograron en cuanto a espacios, qué falta conseguir?  

El arte tiene una capacidad de echar luz sobre cuestiones súper poderosas, la música en términos de género viene haciendo ruido y clamando por igualdad y haciendo visible la desigualdad, y suma seguro, en términos de qué cosas faltan conseguir, bueno es un proceso larguísimo creo que recién estamos pudiendo verlo, y para una trasformación real tenemos que transformarnos primero todos como personas, eso es algo que se logra con tiempo, haciendo el ejercicio de la reflexión todos los días. Creo que nadie está exento de esta construcción de esta sociedad que está llevándonos al tacho. Por otro lado me parece importante recalcar que mi música y yo siempre estuvimos al servicio de la igualdad de oportunidades en cualquiera de sus formas, no sólo en cuanto a la cuestión de género. Creo que vivimos en un sistema profundamente desigual, no solo respecto a las mujeres sino que el mundo está planteado en una dicotomía en donde hay uno que siempre pierde y uno que se ve favorecido entonces el ejercicio es observar todo el tiempo en todas las cuestiones; muchas veces uno pertenece al sector  los privilegiados, en un montón de cosas, y solo por eso uno tiene la obligación moral de hacer cosas para contribuir a que el mundo sea un poco menos desigual. Eso es lo que enciende mi música. Quizá el lugar de sentarme a tocar no es el que hoy me necesita, quizá me siento más útil como productora que como música y hoy puedo delegar la música a otros compañeros, lograr un espacio que funcione solo.

¿Cómo sigue el año de Clara Cantore?

Yo quiero ahora dedicarme a tratar de hacer crecer este ciclo que se propone ser un proyecto que a través de la música financie la ciencia, financie muchas cosas para las que hacen falta recursos, es un proyecto ambicioso, y realmente es como haber jugado de nueve toda la vida y me doy cuenta de que tengo que ir al arco porque soy mejor arquera que nueve y así es como estoy aprendiendo a pensar la música desde otros lugares, no solamente haciéndola. Realmente es un proceso que me tiene muy entusiasmada y contenta y abriéndome la cabeza de dejar de pensar solo en las notas y pensar en el verdadero poder transformador de la música, que es enorme.

Un comentario para “Clara Cantore: “El arte tiene capacidad de echar luz sobre cuestiones súper poderosas”

  1. Miguel dice:

    Admiro a esa mujer. Es maravillosa

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